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Zen. 3-6 bis

Zen. 3-6 bis Practicar zazen con el cuerpo y el espíritu juntos, pensar con el cuerpo. La postura es la base, la postura es el despertar mismo. Al principio cuesta; las rodillas, la columna vertebral. Es muy importante bascular la pelvis hacia delante, a la altura de la quinta vértebra lumbar. Eso permite empujar bien el suelo con las rodillas y tener estabilidad, equilibrio, una base fuerte, un contacto fuerte con la tierra. Y, a partir del punto de la quinta vértebra lumbar, estirar la columna vertebral, estirar la nuca, como si quisiéramos empujar el cielo con la cima de la cabeza. Entrar el mentón, dejar caer los hombros, acabar con las tensiones, mantener los pulgares formando una línea recta, fuerte, y liberar, relajar el vientre. Así, podréis concentraros en una espiración profunda que empuja los intestinos.
Hay uno que quiere una entrevista íntima, personal, pero ya le enseñé personalmente qué hacer con las dificultades que tiene con la postura y no lo hace. He dicho: "Si la rodilla no puede tocar el suelo, hay que poner algo debajo, algo blando, para tener el mismo movimiento de la pierna y de la pelvis". Esa persona pone algo duro, así que no ayuda a su rodilla a bajar, sino que se levanta, levanta la rodilla y desequilibra la pelvis; eso es muy peligroso.
Zazen no es un juguete, una cosa más de la vida, zazen es la Vía. Hay que seguir exactamente la postura transmitida, sino es peligroso.
El espíritu que observa sho, la aparición, y metsu, la desaparición: la vida, la muerte, la impermanencia de nuestra existencia, la impermanencia del mundo social. Este espíritu se llama Bodaishin, el espíritu del despertar, el espíritu que reconoce mujo, la impermanencia de nuestra vida misma y la impermanencia del mundo de los fenómenos.
A veces, un golpe fuerte de la vida nos hace realizar mujo y nos abre la Vía. A veces, un golpe fuerte de la vida nos hace realizar mujo pero nos deja en el dolor del sufrimiento y la pasión.
Un rey tenía una mujer maravillosa, hija de la tierra. Un día, ella se preparaba para atravesar el gran mar y el rey estaba muy triste. Un ministro dijo para consolarle: "El rey tiene la fuerza del conocimiento y sabe que su señora volverá sin tardar, ¿por qué sufre tristeza?". Y el rey contestó: "Lo que me entristece no es pensar que mi mujer no volverá, sino que temo que a su vuelta su juventud se haya fugado". Eso es sólo ver una parte de la impermanencia. Es la misma mirada que apegarse a los bienes, posesiones o apegarse a su propia inteligencia, como apegarse también a una juventud. Un cuerpo que ya se nos escapa. Realmente, ¿qué edad tenemos? ¿Cuánto tiempo nos queda para practicar, para buscar la verdad?.
Cuando realizamos mujo es como un fuego que se quemara sobre nuestra cabeza y Bodaishin se manifiesta, la Vía se manifiesta.
En la Prajnaparamita está dicho: "La perfecta noción de impermanencia es observar los dharmas condicionados; es decir, los fenómenos de la vida nacen y perecen como el polvo llevado por el viento, como el agua que resbala por la montaña, como el fuego que se apaga. Son sin solidez, sin rigor, no pueden ser ni cogidos ni detenidos, son iguales a creaciones mágicas que engañan al profano. Gracias a esta impermanencia, el sabio puede salvar el umbral de la vacuidad y como en la vacuidad ningún dharma existe, la impermanencia tampoco existe. Al igual que en el nacimiento, la duración y la destrucción no pueden existir, en el momento de la destrucción, el nacimiento y la duración no pueden existir".
Es como una historia de amor que empieza, dura y se acaba. Nacimiento, duración y destrucción, oponiéndose mútuamente por su carácter y su naturaleza. Como no existen juntos, la impermanencia no existe. Así podéis comprender la importancia de la concentración en el momento presente. Durante zazen podéis comprenderlo sin pensar, sólo por zazen, la práctica durante el presente seguido de otro momento presente. Podéis entrar en ‘uchu ippai no zazen’: el zazen que llena todo el Universo, la guenmai que llena todo el Universo.
A la pregunta: "¿Cómo un pobre hombre como yo puede tener la naturaleza de Buda?", el maestro Kodo Sawaki contestaba: "Imbécil, ¡qué dices!, ¿no estás en el corazón mismo de la naturaleza de Buda?". Si hechas a la calle tus ilusiones, estás en el centro mismo de zazen. El problema no es tener o no la naturaleza de Buda. Cuando bebes alcohol cada articulación, cada músculo, cada célula, tu cuerpo entero está borracho. Cuando haces zazen tu cuerpo entero es zazen.
Hoy no quería que hiciese un mondo pero no hago el mondo, no es una pregunta muy importante. Los kimonos de las chicas: las chicas que llevan su kimono por la mañana son las chicas que hacen la campanita y que me ayudan. Si de un lado hay culpa, de otro está bien, porque me ayuda para la ceremonia. No hay culpa.

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